martes, 14 de febrero de 2012

Carta abierta a San Valentín

Santa Fe, 14 de febrero de 2012

Estimado San Valentín:


¿Puedo llamarle Sanva?
Ya que entramos en confianza quisiera aclararle en primer término que usted no es santo de mi devoción. Quiero confesarle que estoy medio podrido con todo esto del día de los enamorados y no es que mi aversión se deba a mi soltería. Le confieso que en esos menesteres no soy específicamente un santo, muy por el contrario. Sin embargo, me gustaría hacer algunas disquisiciones respecto al tema del amor y los enamorados. 
Le cabe el sayo, si engrampan su nombre con esta fecha, por algo es. Por lo que entiendo, entonces usted viene a ser como una especie de Dolina, que cada vez que lo entrevistan le preguntan sobre el amor.

Pero vayamos al grano, como diría un adolescente. Cuando uno se enamora se vuelve un pelotudo. Andar regalando bombones a mitad de febrero con 40°C a la sombra, es una actitud de pelotudo. Tengo mis sospechas de que a este día lo fomentaron los fabricantes de bombones y los vendedores de flores para repuntar sus ventas. Extraña paradoja la de los floristas. ¿Cuándo se regalan flores? Cuando uno está enamorado o muerto. No hay término medio. ¿Qué es eso de regalar bombones? ¿Acaso los alérgicos no se enamoran?

Por otra parte, hay una serie de elementos vinculados a la representación del amor romántico burgués que no dejan de llamarme la atención. A saber:

¿A quién se le ocurrió que el amor fuera representado por un corazón?

Sé que no es lo mismo que un hígado o las tripas, pero igual me resulta asqueroso. Pensemos que el corazón es un órgano cuya función principal es bombear sangre al cuerpo y cuando deja de bombear el ser humano se muere.

¿Acaso el amor es eso? ¿Cuándo se deja de bombear se muere?

Caramba... ahora entiendo.

Otra cosa que no me cierra: ¿Cómo es el tema de la media naranja?

¿Qué tienen que ver las naranjas con el amor? La naranja es una fruta que tiene dos finalidades básicas: O se pela, se corta en gajos y se come o se hace un agujero se chupa y luego se tira. También con las naranjas se pueden hacer tortas.

¿Qué tiene que ver eso con...?

Aaaaaaah...


De todos modos el día de los enamorados me parece una porquería. ¿Por qué uno tiene que estar soportando esa versión edulcorada del cariño que chorrea cursilería por todos lados?. ¡A todos les exploto el amor de golpe! ¡Ahora todos son el amor de la vida de todos! Los quiero ver dentro de tres meses... cuando "no seas vos sino yo".

Y la culpa de todo, según dicen, la tiene usted viejo. Hágase cargo. ¡Tan santito que parecia!

Ah, y si lo ve a Cupido que debe andar revoloteando por ahí, llámelo, dígale que tengo algo para él...







2 comentarios:

Molly dijo...

Querido Fer, estoy de acuerdo con usté. Pero no del todo.
Siempre tuve la misma relación con San Valentín, estando sola, estando pelotuda, estando adolescente y [ahora] estando enamorada.
No me gustan las demostraciones excesivas de afecto, porque se me antojan afectadas y poco sinceras. Siempre preferí un "te amo" mirando a los ojos que un pasacalles (real o virtual) con el piropo más cursi del mundo. A mi noviete le mando cosas lindas en días cualquiera. Peeeeeeero, también comprendo a la gente que le da cosita y puede aprovecharse de un día para bajar un poco la guardia y almibararse, que caramba, tampoco le está haciendo mal a nadie.


Si, es un poco triste que sólo se celebre el amor un día al año, y que se celebre de una manera tan terraja y que lo celebren quienes no lo sienten en serio. Pero es un comienzo.

¡¡Anémonas!!

Le Fer Net dijo...

Guaaaaauuu!!! Un comentario!

En primer término quiero destacar este hecho valiente de su parte que contrarresta cierta teoría que tengo de que la gente ya no comenta en los blogs.

Por otro lado debo decirle que comparto su apreciación. De todos modos, como le respondí a una compañera en el facebook, a veces el nivel de glucosa sentimental se vuelve insoportable y un poco de acidez sirve para cortar con tanta "dulzura".

Un abrazo grande!