sábado, 6 de diciembre de 2008

Mirá Lo Que Te Digo!!!

Hay algo que me molesta… bueno, para ser franco (perdón, Fernando) hay muchas cosas que me molestan. Pero en esta ocasión me quiero referir a una en particular.


Hoy quiero poner sobre el tapete una teoría tremenda: LA GENTE (y no me refiero a la revista) YA NO DISFRUTA MÁS… poco a poco estan inmunizandose al goce.


¿Por que digo esto?


Estimado lector, con una mano en el corazón… decime… ¿Cuándo fue la última vez que disfrutaste de una salida al teatro, al cine o a algún recital sin que falte la tarúpida o el zopenco al que le suena el celular en el medio de la función?. Y no solo eso… ¡A VECES HASTA CONTESTAN LA LLAMADA!


¿Que les pasa?, ¿cual es la urgencia? ¿Tanto les cuesta apagar un par de horas ese esclavizante aparatito?. ¡¿Como se explica?!!


¡¡¡NO PODÉS DISFRUTAR DE UNA OBRA ARTÍSTICA SI TENES QUE ESTAR PENDIENTE DE QUE TE LLAME TU CUÑADA!!!


Alguna vez escuche que en el medio de la función de La muerte de un viajante de Arthur Millar, interpretada por Alfredo Alcón y Diego Peretti (no se si han tenido oportunidad de verla, pero si la vuelven a presentar en algún momento, no se la pierdan). Sonó un celular. ¡Para que!

El Maestro Alfredo Alcón paró la función, pidio disculpas y dijo (palabras más, palabras menos… no estuve ahí) que el asi no podía seguir… que la obra en cuestión no era una revista chabacana y vulgar sino que era una comedia que planteaba una profunda reflexión sobre la condición humana… que lo disculpen pero que el iba a necesitar de un tiempo para retomar la concentración y seguir con la obra. ¡¡¡FANTÁSTICO!!!. Seguramente, aquel fulano al que le sonó el celular se lo tuvo que guardar oportunamente en lo profundo del bolsillo y no lo prendió nunca más en su vida. Pero… ¿Había que llegar a eso?


Otro caso… hace poco leí que, en oportunidad en que se presentara acá, en Santa Fe, la obra “The pillow man” (el hombre almohada) con Vando Villamil, Carlos Belloso, Carlos Santamaría (actorazos!)… y… bue… Pablo Echarri. La primera función no se pudo ver porque las fanáticas de Echarri estaban a los gritos y permanentemente ametrallaron a los actores con una sucesión de flashes. ¡Qué NECESIDAD!. Es que acaso la ansiedad no les permitía esperar al saludo final o esperar al galancito a la salida del teatro?... Parece que no.


Más cercano aún… porque esto si lo presencié… hace unos meses tuve la fortuna de poder ir a ver el preestreno de la nueva obra de LES LUTHIERS (para un fanático como yo, imaginense que fue algo análogo a tocar el cielo con las manos) “Lutherapia” en Rosario. Y después de la función conversando con un chico que había llegado de Buenos Aires a verlos, y es más… que había tenido la suerte de apreciar el show desde la primera fila. Bue… el tipo este me contaba que lo filmo con la camara digital, para después poder volver a verlo tranquilo en la casa.


¿Qué nos pasa? Es que acaso no podemos disfrutar más… ¡¡¡tan acostumbrados al vertigo estamos que no nos damos el tiempo para parar la pelota aunque sea un par de horas!!!


Sospecho que vale más el hecho de tener algún registro, por nimio que sea, del acontecimiento que fuere; para luego poder enrostrarselo en la cara a otro diciendole: ¡Viste, yo estuve y vos no!... y Ahora lo subo a Youtube para que veas la piolada que me mandé… Porque yo estuve, eh?.


¿Qué viste?... ¿Donde estuviste?... ¿Lo disfrutaste o estabas más pendiente de que te salga bien la filmación, para después mostrarle a los demás que estuviste?


Se esta perdiendo la capacidad de disfrutar… Una lástima.


¡No sabés lo bueno que estuvo!