Ladies and gentlemanes... amigos blogudos, voyeuristas ocasionales de este blog.
A partir de este momento, serán ustedes testigos privilegiados de un nuevo hito en la historia de la literatura universal. Si si, este posteo trasciende comodamente este blog. Observaran como sin más ni más, sin ton ni son, al tuntún de la cala calavera... hare tabula rasa con todo lo conocido hasta ahora. Quizás en este momento me siento a la altura de un William Shakespeare, o un Miguel de Cervantes Saavedra. Pues realizaré un giro copernicano de 360 grados: desde ahora caduca esa frase que asevera que sobre gustos no hay nada escrito. Como bien advierte el título... en esta ocasión escribiré sobre Los Gustos.
Antes de comenzar, debo advertir que no me refiero al gusto en tanto función de las papilas gustativas en la boca (de esto además, ya se ha escrito demasiado... sino fijense en cualquier tratado de medicina o manual Kapelusz que tengan a mano). Aquí me referiré al gusto en tanto preferencia de algo, más ligado al aspecto sensible, emocional del ser humano.
Los gustos están presentes en todos lados, a cada momento. Te guste o no te guste.
Incluso en el saludo uno hace referencia al gusto. Es habitual que cuando te presentan a alguna persona, retribuyas el gesto diciendo: “Mucho gusto”.
Si bien los gustos son muy propios, ya que dependen de cada uno, de su personalidad, su cultura, su educación. También dependen de los otros, o de la mirada que uno quiere que los otros tengan de uno. A saber: si uno “gusta” de una señorita por ejemplo, en el momento en que se esta conociendo va a destacar aquellos aspectos que sabes que te van a hacer quedar bien.
A mi me gusta leer poesía bajo la sombra de un arbol, en un atardecer otoñal, rodeado de esas hojas marrones tan caracteristicas, mientras veo los patos retozar en la laguna.
Ella piensa. “Es una persona sensible”.
A mi me gusta leer, leo Trosky, Bukovsky y Narosky dice otro.
Ella piensa: “Es un intelectual”.
A mi me gusta patear palomas en el palomar mientras, piso el césped, les tiro cascotazos a las viejas y escupo a los autos dice otro. A lo que ella exclama: “es un perfecto imbécil”.
Los gustos, como mencioné anteriormente, están estrictamente ligados a la personalidad de cada uno. Mientras algunos son tímidos y no expresan sus gustos fácilmente. Otros son extrovertidos y no tienen ningún tipo de problema en explicitar sus gustos. Incluso están aquellos que nos hacen saber sus gustos personales, o gustos de otros, a través de un intermediario. Tenemos el caso por ejemplo del reggaetonero imperialista Daddy Yankee... go home! cuando dice que: “a ella le gusta la Gasolina”. Al respecto, debo confesar que nunca supe a quien hacia referencia con “ella” (¿acaso hablaba de Ella Fitzgerald?)... Tiro la mano y escondo la piedra.
Hay gustos socialmente aceptados, que por convención uno tiene ya naturalizados, por ejemplo: los gustos de helado. Hágase el siguiente experimento.
Experimento:
Tómese un niño cualesquiera, puede tener algún parentesco con usted (sobrino, primito, hermanito) o no y pregúntesele: “Niño, ¿Cuál es tu gusto preferido de helado?”.
Es muy probable que el gurrumín refiérase con más facilidad a los gustos: frutilla, chocolate, incluso dulce de leche o vainilla; que al kiwi, a kinotos al marrasquino o al tramontana... No así al gusto crema del cielo que como todos sabemos lo piden solo las niñas.
Hay gustos de películas, de libros, de obras de teatro. Y allí hay distintas categorías porque hay gustos que quedan bien tener y que nos gusta decir que nos gustan. Pero atención, también hay gustos que no aceptamos que tenemos porque no son socialmente aceptados. Hay que animarse a declarar algún gusto públicamente, donde probablemente uno quede mal frente a todo el que lo rodea porque tienen una imagen de uno que podría llegar a desmoronarse eh!... Hay que tener coraje, valor para decir un gusto que nos puede excluir de nuestro círculo de amigos y beneficiarios, eh?… Lamentablemente, en este momento no se me ocurre ningún ejemplo al respecto, así que pasemos a otra cosa.
Hay gustos extraños, como aquellos a quienes les gusta “el olor de la tierra mojada” por ejemplo o "el olor de la madera".
Hay gustos fetichistas, vinculados con el placer sexual. El clásico “pegame y llamame Marta” o aquellos vinculados a la fantasía… “vestite de colegiala”... “de enfermera”. O cuando ellas nos piden a nosotros “vestite de bombero”... “de obrero de la construcción”... “de sepulturero”.
Como dice un viejo y conocido refrán Gustos son gustos dijo una vieja y se estaba comiendo una cucharada de mocos
En fin… amig@s… al menos ahora ya podrán decir que sobre gustos... hay algo escrito.
¿Te gustó?
Bonus track:
Para aquellos fiacas... que no se bancan leer todo el texto o para quienes se quedaron con las ganas de algo más, aquí tienen la hilarante versión radial que hicimos en Difícil Que el Chancho Chifle.